Mientras escribo escucho a Debussy, Arabesque nº 1, Aldo Ciccolini al piano. Esta música acaricia los oídos y relaja el ánimo. Fuera, tras la ventana, el viento sopla revuelto. Las hojas de los periódicos vuelan por la calle y más que primavera parece otoño. La belleza de la música, la naturaleza, la amistad son casi algo raro entre tanto ruido de crisis, corrupción, dificultades…
Últimamente los vientos Alisios pegan fuerte en las Islas Canarias. Con su estrépito acusan al Gobierno Central de “esquilmar los recursos naturales” de la zona en contra del interés de sus habitantes e instituciones locales. Paulino Rivero (CC), Presidente de Canarias le ha puesto voz a este sonido. El motivo: El Gobierno de España ha dado permiso a Repsol para iniciar estudios en los fondos marinos canarios con intención de extraer petróleo. Estos sondeos ponen en peligro el patrimonio natural del archipiélago y el turismo, o sea, mucho empleo. Rivero acaba diciendo en su declaración que el petróleo “no es ni será nunca” una riqueza para Canarias y se pregunta “de qué le serviría” a las islas que les den “todo el oro del mundo” si con ello” hipotecan su futuro”.
En la península se han puesto de acuerdo los vientos del Levante, la Galerna, el Regañón, el Fogony, el Solano y el Bochorno, sobre todo éste último. El mapa de España se llena de puntos (mapa de concesiones) en los que se lee: Fracking, fractura hidráulica horizontal. El Fracking es una técnica para extraer gas natural de pizarra (de esquistos o shale gas). Gas no convencional. Para conseguirlo se utilizan explosivos con objeto de producir pequeñas fracturas, y luego se inyectan miles de toneladas de agua a muy alta presión mezclados con arena y aditivos químicos (sustancias cancerígenas y mutágenos). El impacto a corto y largo plazo parece francamente malo (estudio del impacto).
El Cierzo sopla de forma especial al atravesar el Moncayo. Allí en una pequeña localidad Soriana en el límite con Aragón, el Gobierno está empujando para que se abra una mina de magnesitas con un impacto atroz sobre los acuíferos de un territorio muy extenso. La mina de Borobia se vende como creadora de riqueza en la zona (quizás se refieran a la de unos pocos). Y los medios que suele usar la empresa no parecen muy ortodoxos (contaminación y medios). Las instituciones, local, autonómica y central (la actual de Rajoy y la anterior de Zapatero), están llevando el tema con mucho oscurantismo. La verdad es que huele muy mal, mejor dicho, muy, muy mal, muy rematadamente mal, pero que muy raro. Es curioso que las instituciones, todas afines a este Gobierno, pongan como interés el empleo cuando a unos pocos kilómetros de la zona, en Ateca, se han dejado “birlar” la fábrica de chocolates Hueso. Sí, sí, los Huesitos de toda la vida. Una empresa con 150 años de antigüedad y que daba empleo directo a más de cien personas. La mina de Borobia no creará tantos puestos en la zona.
Cerramos las ventanillas de nuestro tren para que no entre el viento. El Gobierno Central está de saldo: Adif vende estaciones de tren desde 65.000€ y desmantela vías férreas ante la perplejidad y las quejas de los municipios afectados con la única intención de conseguir dinero. No se prevé reconvertir líneas ni crear vías verdes. ¡Y yo que creía que ante el encarecimiento y contaminación de los combustibles fósiles, el tren y los transportes públicos eran una alternativa!
En fin, como la subida de impuestos es insuficiente, el Gobierno quiere echar mano de nuestros recursos naturales y estratégicos, dilapidando lo que haga falta, sin ver más allá. Seguro que nuestros nietos están orgullosos de nosotros.
¿No es capaz el Gobierno y sus instituciones públicas de plantear alternativas viables a largo plazo, sostenibles y respetuosas? Por ejemplo: no sería más viable destinar los extensos terrenos de la mina de Borobia a la producción de cultivos vegetales, ganadería… ricos en magnesio y productos derivados de ellos. Ana María Lajusticia lleva años hablándonos de las consecuencias nefastas que tiene la carencia de este mineral en la dieta debido a los modernos sistemas de cultivo y ha creado toda una empresa de productos ricos en magnesio para mejorar la salud y curar enfermedades (y le va muy bien). Crear una zona productora de alimentos con denominación de origen crearía muchos más puestos de trabajo, a largo plazo y respetando el medio natural y social. Es sólo una idea, puede haber otras igual de válidas. Este municipio gallego es un ejemplo muy actual.
Por el contrario el Gobierno se dedica a acallar las voces discrepantes. Hace unos meses y después de once años de emisión sacaron de parrilla a la sección “la Bolsa y la vida” en el magacine de las mañanas de los sábados y domingos “No es un día cualquiera” en Radio Nacional de España , dirigido y presentado por Pepa Fernández y con tertulianos famosos como Íñigo, Joaquín Araujo, Nieves Concostrina, José Miguel Viñas, Antonio Fraguas “Forges”, José Juan Toharia, José Antonio Marina, Jaime Azpilicueta, Pancracio Celdrán… (tiene el premio Ondas 2003). En la “La Bolsa y la vida” Francisco Álvarez nos educaba en finanzas y nos ponía al día en la actualidad económica siendo en algunos momentos crítico (sensato, transparente…) con las barbaridades bursátiles del momento . Pero un día, empezaron recomendándole que “rebajara” el tono de sus intervenciones… y terminaron diciéndole adiós (aquí puedes conocer la historia). Se ve que prefieren tenernos entretenidos y que no seamos críticos con sus “medidas e intereses”. Menos mal que Paco ha continuado con la sección, ahora se puede escuchar y leer desde su nuevo blog igualmente cada sábado, llenando de aire fresco, de sentido común, información veraz y valores sus entregas. Incluso ha abrillantado el título: ha pasado de llamarse “la Bolsa y la vida” a “la bolsa y la Vida”. Le deseamos todo el éxito del mundo en su nueva andadura.
Da la impresión de que la línea general de nuestros gobernantes se parece más a aquellos desfavorecidos sociales a los que se les donaban pisos para que dejaran las chavolas y al poco tiempo se dedicaban a vender los muebles, arrancar los marcos de las puertas y las puertas mismas para usarlas como leña… destruir su propia casa y su futuro.
Pero hay un pequeño problema en todo esto. Los ciudadanos de a pie tenemos también responsabilidad en este escenario tan poco halagüeño. Estamos reclamando al Gobierno que no haga recortes pero es que ¡estamos endeudados hasta las cejas! Tenemos que reducir la deuda pública. No hay dinero. Ya se lo dijo Esperanza Aguirre a Gallardón hace año y medio: “no tenemos ni un puto duro”. O cambiamos nuestros hábitos de consumo adaptándolos a un entorno más local y respetuoso o seguimos destruyendo recursos de manera desproporcionada e hipotencando el futuro de las generaciones venideras.
Da la impresión que la línea general de los ciudadanos de a pie, consumidores… es muy parecida a la de los niños de hoy en día que dan por sentado que la leche y los huevos aparecen por generación espontánea en los estantes del supermercado y tienen que visitar una granja escuela para descubrir, oh maravilla, que la leche la producen las vacas y los huevos las gallinas y hay que trabajar para conseguirlos. Los adultos deberíamos conocer que quizás la ropa tan barata que he comprado en Primark tiene ese precio porque posiblemente ha sido confeccionada bajo condiciones tercermundistas (los más de 500 muertos en la fábrica de Bangladesh dan una idea del resto de las condiciones, en esta fábrica producían para Primark). O que ese móvil de última generación tan «cool» y con tantas aplicaciones está fabricado con Coltan, Niobio… (tierras raras) procedentes de lugares desfavorecidos, que su extracción alimenta guerras atroces…
Atención, pregunta: ¿qué es menos ético: tener acciones en Repsol o llenar el depósito del coche con petróleo canario?
La salida a este triste panorama, vista la incompetencia general de los políticos para conducirnos a un sistema más equilibrado, pasa por un modelo de abajo a arriba, como a menudo nos recuerda Francisco Álvarez en sus intervenciones. Aunque los que gobiernan podrían tener una baza muy importante desde el modelo de arriba a abajo: sólo hay que ver cómo en los últimos treinta años hemos cambiado costumbres tan sagradas como fumar (los maestros fumaban en las clases y los médicos en la consulta) y conducir a altas velocidades o con tasas de alcohol elevadas. Comportamientos que hoy en día se ven como una barbaridad hace años estaban dentro de la absoluta normalidad. Y ha sido fruto de las leyes de los políticos por lo que igualmente pueden fomentar leyes que nos eduquen en la producción de materias y hábitos de consumo respetuosos y sostenibles. Cuentan con el apoyo de la ciudadanía.
El descrédito de los políticos (el CIS es demoledor) está en su punto más álgido, la corrupción y la huída hacia adelante están haciendo que el ambiente sea de desilusión generalizada. Muchos piensan, como Diego el Cigala, que «aquí no hay futuro».
Soplan vientos fuertes. Buen momento para aprovecharlos e izar velas virando el rumbo. Los vientos son la antesala de las tormentas.
Suena de fondo la voz de Diego El Cigala cantando el «Romance de la luna Tucumana» mientras resuenan en mi mente las palabras de Rivero («hipotecar el futuro…«, luego escucharé la versión de Isao Tomita de la canción de Debussy que era la música de cabecera del programa infantil de TVE «El Planeta Imaginario«):
Bajo el puñal del invierno
murió en los campos la tarde
con su tambor de desvelos
salió la luna a rezarle,
con su tambor…
PD: te animo a que pinches en los enlaces anteriores. No tienen desperdicio.
La vida es apasionante, descubre tu suerte.
Lucas MacHouse
(www.psicologiadelabolsa.com)
Soy vecino de Esteribar, lugar donde está ubicada un de las minas de Magnesita propiedad de la multinacional Roullier. Invito a todos los que quieran darse una vuelta por aquí a que contemplen la «riqueza» que ha dejado. Un agujero en la montaña, y miles y miles de toneladas de depósitos de residuos que no hay quién lo mueva. Una Autorización Ambiental Integrada autorizada por el gobierno de Navarra con una fecha límite de cumplimiento que no se ha cumplido en un 80%. Aquí todos a tragar carros y carretas. Estómagos agradecidos y multinacionales que hacen lo que les da la gana. Eso es el «progreso» una vergüenza para todos.