Mientras escribo escucho a Debussy, Arabesque nº 1, Aldo Ciccolini al piano. Esta música acaricia los oídos y relaja el ánimo. Fuera, tras la ventana, el viento sopla revuelto. Las hojas de los periódicos vuelan por la calle y más que primavera parece otoño. La belleza de la música, la naturaleza, la amistad son casi algo raro entre tanto ruido de crisis, corrupción, dificultades…