Hoy se estrena la película “¿Y ahora dónde vamos?” de Nadine Labaki (“Caramel”). Según la sinopsis de la cinta, trata de la historia de unas mujeres de distintas religiones tras la guerra. De cómo se ocupan de sus muertos y de sus vivos: los hombres llenos de cólera o indiferencia.
Tengo muchas ganas de verla ya que es un tema muy interesante desde la psicología, sobre todo la psicología sistémica: cuando los hombres vienen derrotados de las guerras, en muchas ocasiones, las mujeres, que se han tenido que hacer cargo de todo en su ausencia de manera extraordinariamente meritoria, los hacen de menos porque ellos no pueden hacerse cargo de nada (el infierno por el que han pasado les ha dejado hundidos). Ellas en esta situación se crecen y ellos se hunden más. Como consecuencia los papeles en la familia de descolocan, y las mujeres, aún con su buena intención, desplazan al hombre (no tiene nada que ver esto con una queja machista). Y esto es una fuente de problemas en la familia.
También me interesa porque, aunque es una comedia, trata de las religiones, que es otro tema que me apasiona. Esta pasión me viene de leer y conocer (tengo el privilegio) a Raimon Panikkar, fallecido en 2010, una persona excepcional. De padre indú y de madre catalana, Raimon sintonizó la esencia de occidente con la de oriente, desde la comprensión, la riqueza mutua y el respeto. Libros suyos son: Invitación a la Sabiduría, El silencio del Buddha, La Plenitud del Hombre, El Mundanal Silencio… Su casa, en Tabertet, me recordaba al Olimpo porque, además de ser encantadora y tener kilómetros de estanterías con libros, tenía unas vistas espectaculares.
Y también me interesa esta película por el título: ¿Y ahora dónde vamos? Quizás me llaméis “cansino”, como José Mota. Aunque, como decía mi abuela, “no hay más ciego que el que no quiere ver”. Pero estos temas cada vez los tenemos más presentes. Me ha impactado una noticia en el periódico El Mundo sobre la acidificación de los océanos. En el trabajo de investigación, que se publica hoy en Science, han participado investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), de la Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats (ICREA) y de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), o sea, gente de la casa, gente seria. Vamos, que lo que dicen va a misa. En resumen dicen que si seguimos quemando petróleo, el agua marina va a llegar a un nivel de acidez que en pocas décadas nos quedamos sin vida en el mar (o sea, como las piscinas, sin bichitos). Lo compara con otras épocas, Paleoceno-Eoceno, en que la actividad volcánica fue máxima y dice que era diez veces menos potente que lo que estamos consiguiendo nosotros con nuestros malos humos. No es el único aviso: los polos se deshacen más rápido de los previsto, las abejas, los osos y más osos…
Como sociedad nos parecemos al fumador enfermo que hasta que no le diagnostican un cáncer de pulmón o de garganta y le citan para una traqueotomía, o al alcohólico que le avisan de que necesita un transplante de hígado… no se dan cuenta de la gravedad de su situación.
Este es un tema serio y como ya he dicho en artículos anteriores, creo que la solución pasa por los hábitos de los consumidores, ya que las instituciones…
