José Antonio Marina, catedrático y filósofo, habla mucho de ética. De hecho tiene un libro titulado “Ética para Náufragos”. Distingue entre la moral, como algo más local o cultural, y la ética, más universal. El diccionario de la RAE define ética como el “conjunto de normas morales que rigen la conducta humana”. En todos los tiempos ha habido referentes morales, personas que con su ejemplaridad han llevado sus convicciones hasta el final.
Hoy en día a doña Ética le duele un poco la cabeza, está malita. Seguramente por noticias como las que siguen:
Iñaki Urdangarín, Duque de Palma, presunto inocente acusado de gestiones económicas dudosas en el caso Nóos. Vamos a pararnos en un pequeño detalle que no parece muy ético: dejo este párrafo extraído de una noticia del periódico El Mundo (2 de enero de 2012):
“Diego Torres, principal socio del Duque de Palma en el Instituto Nóos, se benefició entre abril y diciembre del pasado año del uso de una embarcación de recreo que había sido alquilada por 12.000 euros por la Fundación Deporte, Cultura e Integración Social, una de las organizaciones vinculadas a Iñaki Urdangarín y cuya finalidad es el fomento del deporte entre niños discapacitados y enfermos. El velero se alquiló a una sociedad cuya administradora es la mujer del propio Torres”.
Seguimos ahora con Bill Gates, fundador de Microsoft. Hace unos días estuvo en España y se reunió con el presidente Rajoy para confirmar la colaboración del gobierno en la fundación filantrópica de Gates (Fundación Bill y Melinda Gates, premiada con el premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional). Aunque hay un detalle que sinceramente creo que no es demasiado ético, por muy buenas intenciones que haya detrás, y que tiene que ver con el uso de la geoingeniería para combatir el cambio climático: dejo esta reseña del artículo de Carlos Fresneda, también en El Mundo (12 febrero 2012):
“A través de la startup Intellectual Ventures (la misma que está detrás de TerraPower, la compañía que aspira a construir un reactor nuclear que funcione con uranio empobrecido), Bill Gates ha puesto más de 3,5 millones de euros de su bolsillo para estudiar la viabilidad de «soluciones» como la inyección de partículas de dióxido de sulfuro a 45 kilómetros sobre la Tierra”.
Para terminar… recientemente he estado organizando un ciclo de Bolsa que recoge todo el abanico de enfoques sobre el tema: desde la visión de los especuladores hasta la de los que plantean una banca y una Bolsa ética (personas famosas que escriben libros, en Internet o dan conferencias sobre el tema). Hay un detalle que no quiero dejar pasar: a la hora de confirmar la participación de los ponentes, los del extremo inmoral, los especuladores han sido muy correctos conmigo mientras los del otro extremo, los que defienden posturas éticas, ya sea directamente o a través de sus departamentos de comunicación, no han sido muy considerados conmigo.
Todo esto no lo escribo para quejarme, sino para ilustrar que la ética comienza en los detalles. La situación económica actual exige, más que salvadores, de una actitud ética de cada persona, que pasa, por ejemplo, por aplicarlo a los hábitos de consumo.