Posturas: la 69 en la Bolsa.

Recién estrenada la década de los noventa, aparecí por casualidad en las fiestas del Pilar, en la ciudad de Zaragoza. Unas fiestas espectaculares. En las zonas de ambiente las calles eran ríos de gente. Las mañicas muy simpáticas, guapas y con carácter. En todas partes se oía a Héroes del Silencio. Aterricé en un “garito” llamado el “Posturas” (No sé si todavía existirá). Me llamó mucho la atención, la verdad, porque aunque ya hacía unos años que la transición estaba consolidada, chocaba, todavía, un local que exhibiera poses amatorias por las paredes.

Años más tarde y lejos de allí, en un lugar idílico y perdido en medio de la Sierra de Guadarrama (entre Madrid y Segovia), me inicié, por fin, en el arte de las posturas. Las posturas del yoga o “asanas”, claro. Con esta práctica se pretende armonizar el cuerpo y la mente. Por ejemplo: una de esas “asanas” es la postura de la vela (“sarvanga asana” en sánscrito).

Según Manuel Morata en su libro “Yoga: teoría, práctica y metodología aplicada”, tiene los siguientes beneficios: flexibiliza la columna vertebral, regula el funcionamiento de la glándula tiroide, mejora la respiración diafragmática y alivia el asma…

Estando hoy en mi sesión vespertina de meditación Vipassana, ha surgido una distracción de la mente, que, como suelen decir los maestros, salta igual que un mono de rama en rama. En este caso, mi cabeza ha empezado divagando sobre la importancia de oriente, de ahí se ha ido al tema de oriente en la Bolsa, de aquí a recordar la postura de la vela de mi clase de yoga de la mañana y, finalmente, ha llegado a las velas japonesas. Todo un batiburrillo enmarañado y sin sentido. A lo cual he reaccionado con un cabreo… me he ganado un “Sankara”. Al terminar he conseguido volver a concentrarme.

Las velas japonesas (candlestick) son una forma gráfica de representar la evolución del precio de una posición. Consisten en un rectángulo o cuerpo real, que señala, si está con fondo negro, en su lado inferior el precio de cierre y en el superior el de apertura. Si está con fondo blanco, lo contrario. Esto se completa con unas líneas verticales o sombras hacia arriba y hacia abajo del rectángulo que llegan hasta el precio máximo por arriba y al precio mínimo por debajo, si es que los hay. Realmente parecen velas, aunque con una mecha arriba y otra abajo, un poco difícil para encenderlas. A las distintas velas se les de un nombre: gran vela negra, Doji… Y, sobre todo, lo que es artístico y rebuscado son las denominaciones de las combinaciones de dos o más de ellas: Bebé Abandonado, Estrella de la Mañana, Pequeña Golondrina Ocultada… aire japonés.

He abierto al azar el libro de Steve Nison, “Más allá de las Velas”, justo en la página 69 (de ahí lo del título, mentes malpensantes…), y he encontrado la combinación llamada: “Cubierta de Noche Oscura” (Dark Cloud Cover). Sugiere un cambio de tendencia de alcista a bajista y consiste en varias velas que marcan una tendencia alcista (yo lo he hecho con tres sesiones previas alcistas), una gran vela alcista (blanca) y una gran vela bajista (negra) que abre por encima de los máximos del día anterior y cierra dentro del cuerpo de la vela anterior (esta última condición no la he tenido en cuenta para no ser tan restrictivos)*.  Lo he aplicado a Apple (AAPL), que a propósito ya está en los 600$,. Desde enero de 2010 hasta hoy sólo ha habido una ocasión en que se hayan dado estas características aunque, como vemos, confirma el cambio de tendencia. De todas formas, es necesario aclarar que sólo una operación en tanto tiempo hace que las conclusiones no sean significativas.

Un zoom:

En fin, como las mentes calenturientas se habrán quedado a medias por lo del título, dejo aquí un enlace a una noticiaque les gustará. A propósito en esta web también encontrarás noticias interesantes sobre economía y otros temas… (Alfredo M., gracias por el enlace).

* La flecha verde en el gráfico indica el día siguiente a la formación de la «Cubierta de Noche Oscura» y marcaría la entrada en el mercado.