LA CONTROVERTIDA TASA TOBIN

La tasa Tobin (tasa Robin Hood, ITF) es una propuesta de impuesto sobre las transacciones financieras internacionales y los movimientos especulativos. Originariamente fue una iniciativa del economista James Tobin, premio Nobel de Economía en 1981, cuando en 1971 Estados Unidos abandonó el patrón oro y la especulación amenazaba con desestabilizar el sistema. No iba muy desencaminado pues en 1992 George Soros, él solito, un miércoles tedioso, se dedicó a matar el tiempo especulando. Al final de la tarde consiguió mil millones de dólares y sacó a la libra del Sistema Monetario Europeo (SME). Lo que hace el aburrimiento. Pero no hay que irse tan lejos: sólo necesitamos abrir los periódicos y ver la situación de Grecia y resto de cabaña porcina o las agencias de calificación con su tipografía.

Hay países que más o menos ya la están aplicando, como Gran Bretaña (Stamp Duty Reserv Tax).

Aunque quien realmente la ha promovido ha sido la Asociación por la Tasación de las Transacciones Financieras y por la Ayuda a los Ciudadanos (ATTAC), que nació en Francia en 1998 y actualmente está presente en más de 38 países. Cuenta como miembros destacados a Ignacio Ramonet, Noam Chomsky, Arcadi Oliveres… Lucha contra las devastadoras empresas transnacionales y propone un rígido control de los mercados financieros, la supresión de los paraísos fiscales y la condonación de la deuda externa de los países del tercer mundo.

Los movimientos de Antiglobalización y 15 M también la enarbolan entre sus pancartas. Las distintas Iglesias se suben también al carro. Incluso unen sus fuerzas: Rowan Willians, máxima autoridad de la Iglesia Anglicana, acoge las protestas del 15 M en la catedral de  St Paul, en Londres.

Ya hay nueve países de la UE: España, Alemania, Italia, Grecia, Portugal, Bélgica, Austria, Finlandia y Francia que han pedio acelerar las negociaciones para implantarla en toda la zona. Sarkozy la abandera.

En contra está el Banco Central Europeo; el primer ministro británico, David Cameron; Muchos países y empresas verán reducida la liquidez que obtienen de las inversiones externas; los norteamericanos aunque en algunos momentos dicen que la apoyan luego parece que no mueven ficha; y por supuesto, las empresas multinacionales, fondos de inversión, bancos, inversores, especuladores… que verán disminuidos sus ingresos (aunque no su riesgo).

El personal enseguida ha empezado a sacar la calculadora para estimar cómo va a ser de grande el pastel. Incluso algunas ONGs sueñan con un trocito. Pero, ¿no se trataba de frenar la especulación?

Y, puestos a detener la especulación, habrá que aplicarlo al resto de ámbitos de la vida. Por ejemplo, en el fútbol… (“Reflexión copera” por Pedro Ugarte, El País).

En el fondo, como dice Aswath Damodaran, profesor de Finanzas en la Stern School of Business de la Universidad de Nueva York, el tema es diferenciar entre inversión y especulación.

En cualquier caso, la intuición me dice que vamos a tener Tobin para rato. La crisis es la crisis. El sistema se tambalea.

 

PD: Os recomiendo este artículo de Pablo Rodríguez Suances en El Mundo.

 

 

Publicado por

Lucas Machouse

Soy Lucas MacHouse, psicólogo y un estudioso de la Bolsa. Ambas facetas me apasionan. Y aunque a primera vista puedan parecer irreconciliables las emociones, lo subjetivo, lo profundo… de la persona con la frialdad, lo superficial, lo cuantificable de los números y el dinero, la conexión entre ellas es amplia y rica.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *