Salgo de manana hacia el puerto del Piero. Me hace ilusion conocer el sitio al que hace referencia la famosa cancion griega «los ninos del Pireo». Me cuesta dar una vuelta de mas de 20 km y media hora aprender que el Pireo no es un barrio de Atenas sino otro municipio distinto. O por lo menos asi lo entiende mi GPS. Curioso. Las lecciones de la vida, no suelen ser gratuitas.
En el puerto hay un barco muy grande y muy moderno con unas velas futuristas. Hay una marcha de bicis por lo que un guardia me dice que tengo que esperar a salir. Cuando pasa el ultimo ciclista el policia se monta en una moto, de paquete, y sin casco se larga. No es de extranar. Aqui, en Grecia, la mayor parte de la gente no lleva casco en la moto. Cuando los veo siento miedo ajeno. Otra curiosidad: muchos scooters (dichosos scooters!) suenan como las motos de mayor cilindrada.
En fin, salgo de alli direccion sur para recorrer todo el rincon costero. Paro a comer en Panagia un plato tipico de pescado con una bebida parecida al anis, lo llaman oyzo, que toman con hielo y rebajada con agua. A mi, la verdad, esa mezcla no me termina de convencer…
La costa este es muy agreste pero las playas y los chiringuitos muy animados. Debe de ser el contraste que la hace encantadora.
Visito los lugares de la batalla de Maraton.
Trato de seguir por el litoral pero una senora en Sesi me convence de que coja la autopista que ya es muy tarde. Le hago caso.
Llego a Chalkida y me alojo en el camping Praia daluz. El camping es de lujo y tiene un ambiente muy bueno. Ademas esta pegado a la playa y esta muy cuidado todo. Un sitio para volver. Se portan muy bien conmigo. En especial Aemilios, el encargado. Es motero y una persona excepcional: me deja su ordenador, me busca un taller, me ayuda a organizar la siguiente etapa, se preocupa de mi comida, mi ubicacion… hablamos de motos, de viajes… hasta buena hora de la noche. Otra de las joyas que he encontrado en el camino. Me dice que manana se levantara temprano a despedirse.