Amanece el dia soleado, eso quiere decir que en un rato mis botas estaran del todo secas. Bien!
Visito Delphi y me encanta, la verdad. Hay monumentos muy bonitos y no son demasiados. Ademas el entorno hace que tenga una magia especial.
Me sucede algo extrano. Es la primera vez que visito un sitio arqueologico antiguo desde antes de estar en Konitsa pero algo ha cambiado desde la ultima vez… ahora me descubro mirando las piedras de otra manera, fijandome en las aristas, en la tecnica de tallado… me descubro admirando algo que hace unas semanas ni habria imaginado. Los griegos eran buenos canteros, muy buenos.
Me hacia ilusion visitar el templo de Apolo que tantos libros nombran con su aforismo «Conocete a ti mismo» y «todos los extremos son malos».
Que vien que justo acabando el recorrido empieza a llover y no antes. Aprovecho para ver el museo (a cubierto) que tiene grandes joyas.
Salgo para Atenas y no para de llover.
Paso por el Parnaso, tan mencionado en los libros clasicos.
Ya en Atenas me dirijo al camping. El precio es un poco alto. Tampoco tanto. Y la senora un poco estricta pero me ayuda a encontrar un hostel mas barato y en el centro. Si sigue lloviendo, estare mejor en el hostel.
Alli, uno de los encargados, Julio, un chico italiano, me trata muy bien. Aunque los hostels suelen estar «demasiado» aprovechados, como las latas de sardinas, ja, ja.
Para celebrar mi llegada a la gran Atenas me como una pita tipica y economica. Bueno, mejor dos.