Madrugo para ir al monasterio. Tras almorzar, cuando me dispongo a marchar me encuentro con uno de los albaniles que me dice que hoy no estan, que los lunes guardan fiesta. Me tomo un cafe con el, que me presenta a un grupo de amigos suyos albaneses. Me repiten muchas veces una frase: «O sa mire me qene Shqiptar», creo que viene a decir: que bien que estabamos los albaneses. Es como un grito de guerra para ellos. Aunque me dicen que hay mucha corrupcion en el pais.
No tiene mucho sentido ir al monasterio, pero ya he hecho intencion. Voy. Alli me encuentro a un senor mayor, Basili, tallando piedras y al pater Paulus. Converso con ellos un rato. Vienen por alli un grupo de israelitas que hablan castellano. Aprovecho para hacerle algunas fotos mas a mi piedra y a las de mi maestro. Tambien saco unas fotos de las piedras antes de ser talladas.
Los dias que pase con esta gente en el monasterio fueron muy especiales. Me trataron muy bien. Eso me lleva a reflexionar sobre la sociedad del bienestar. Esos dias, aun en la dureza del trabajo, de madrugar y caminar por la montana… vivi con bienestar. Enseguida estaban pendientes: Lucas, cafe! Lucas, tu ropa esta en la calle y esta lloviendo, se va a mojar! Lucas, deja el traductor y come! Lucas, deja de trabajar y ponte a cubierto, que llueve! Quizas hemos confundido sociedad de la comodidad con sociedad del bienestar.
Elias, mi maestro cantero, es una persona muy especial. Yo fui muy arriesgado (y loco) en volver al monasterio y pedirle que me ensenara a trabajar la piedra pero el no lo fue menos al aceptar a un desconocido. Tenia paciencia, era un ejemplo en la tarea, daba pautas en el momento adecuado y de vez en cuando siempre miraba mi trabajo y me decia: Bravo, Lucas! Todo un modelo de profesor.
En fin, me despedi de ellos y volvi al pueblo. Me lleve un poco de esas montanas y ese rio y deje tambien algo de mi alli.